Antiguas voces llaman

PRELUDIOS

I

  iAh!, que mi mano encuentre su mano fugitiva,
que en mi noche cegada brote su llama viva
y que su voz inmensa me nombre para siempre.

II

  Se me niega la luz.
Las cosas se me tornan ignoradas,
hoscas, insuficientes.
Siento crecer el vuelo de mi ansia,
y todo huye de mí,
todo en mí muere.

III

  La noche temblorosa abre sus alas ciegas.
¿Quién solloza en el viento? ¿Quién cruza los caminos?
Diríase entre el baile de las hojas resecas
como un rumor de lentos pasos desconocidos,
coro de vagas voces, ronda desconocida…
¡Cuánto tardas, oh príncipe de la noche infinita !

IV

  Sin voz, sin llanto, muda,
yo aprisiono tu sombra,
oh, espectro, noche inmensa.
Como una voz amiga llama el viento.
La rnuerte lo detiene. Ella queda.

V

  Un solo pensamiento es verdadero:
huir, no ser, retornar a la nada.
Poseer para siempre la hondura del silencio,
más allá del deseo y la palabra.

VI

 

A través de la noche, más allá del silencio,
cuando la llama surge dolorosa
entre un vaivén de sombras y de viento,
cuando el grito cercano de la muerte
se quiebra contra un muro de impiedad,
surge tu voz, tu voz de llanto y fuego:
Hacia ella voy; a tu dolor me entrego
por no sentir gritar mi corazón.


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