Antiguas voces llaman

CONVALECENCIA

Estoy sola en la paz de mi alcoba de enferma,
Rasgan el aire tenue voces a la distancia,
Por la ventana austera, que hoy se quedó entreabierta,
un aroma de juncos se diluye en la estancia.

Viene desde muy lejos, fatigado, el recuerdo,
subiendo lentamente los caminos del alma
y el cándido incensario del corazón dormido
hace arder la hojarasca de las horas lejanas:

De las que fueron mías por el éxtasis loco,
de las que nunca tuve, de las que me robaron.
Un cansancio infinito por las que ya se fueron.
Una dulce congoja por las que no llegaron.


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