La ciudad que fue

BARCAROLA

  Como de sol,
                     y nos rodeaban.
Como de mar,
                     y nos rodeaban.
Como de llanto,
                    y nos rodeaban.
Iban cerrándose en finos círculos
y de todos los seres nos alejaban.

Queríamos huir. Nos estrechaban.
Gaviota, sal, orla de espuma,
música bárbara.
Las manos no eran manos.
Eran coral o llama.
El silenco se hacía predilecto.
La voz no contenía la palabra.

Acaso alguna vez volvamos a encontrarlos,
— como de sol,
                    como de llanto —
los círculos del sueño,
y nos parecerá que no existieron
que fueron sólo una mirada,
la huella de la espuma
que la ola dejó sobre la playa.


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