La ciudad que fue

CANCIÓN DE LAS TRES DONCELLAS

Para Ana María, Leonora y Teresa Soledad

En los manazanos se mecía
el viento ebrio con su flor.
Las tres doncellas sonreían:
— No conocemos el amor.

Blanco doncel desde la luna
su blanco vuelo desprendió.
Sobre la noche constelada
era su voz un surtidor.

— Nos ha besado la tristeza.
Ya conocemos el amor.

Los altos ulmos de las colinas
empezaban a florecer.
Ardía el canto de la cigarra:
Trébol, gavilla y pasto miel.

Vino del sol el príncipe rojo,
con el estío sobre su piel,
traje de llamas, carcaj de oro,
todo dulzura y altivez.

— Un lento fuego nos consume
Ya conocemos un querer.

Vestido de algas, fulgurante,
con el relámpago y la sal,
de los abismos de espejos verdes,
llegó, el príncipe de la mar.
— Ensueño, llama, mar inmenso,
el amor deja soledad.

En los manzanos se mecía
el viento ebrio con su flor.
Ardía el canto de la cigarra.
— Ya conocemos el amor.


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