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La
pasión según San Juan
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PRIMERA
PARTE
En casa de Gamaliel
Escena
I
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(Al
levantarse el telón, aparecen en la escena Gamaliel,
José de Arimatea y Esteban, joven discípulo de Gamaliel).
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GAMALIEL.
Todos sabemos la ansiedad con que se espera al Mesías. Los
profetas nos han señalado los rasgos de su figura y su personalidad,
el lugar de su nacimiento; los acontecimientos que acompañarán
su venida. Sin embargo, qué vacilación hay en nuestros
corazones, qué congoja, qué incertidumbre nos asalta,
cada vez que aparece un ser extraordinario que pudiera ser el elegido.
Hace largos años que enseño en Jerusalén y creo
conocer a fondo las Escrituras; a pesar de ello, quisiera no vivir
ya cuando aparezca el Mesías, por temor de cegarme y no reconocerlo.
JOSÉ DE ARIMATEA
Dices todo esto, pensando en el Nazareno, ¿verdad, Maestro?
Yo no soy un especialista en las Escrituras; tú lo sabes. Pero
he seguido de cerca a Jesús de Nazareth, desde el día
en que lo vi por primera vez en las pendientes de Kourn-Eddin. Una
muchedumbre se agolpaba junto a él; paralíticos, ciegos,
mujeres con niños enfermos en sus brazos. Todos esperando que,
al pasar, acaso el roce de su túnica, acaso una mirada, pudiera
devolverles la salud.
ESTEBAN.
Yo también estuve en las colinas de Kourn-Eddin. A esa turba
de enfermos que señalas, se añadia mucha gente como
tú o como yo, que iba a mirarlo, a escucharlo. Porque jamás
hombre alguno ha hablado como éste. Con tal fuego, con tal
amor.
JOSÉ DE ARIMATEA
Recuerdo una de sus ensenanzas de ese día: Bien aventurados
los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán
saciados. Yo no tengo dudas. Yo creo firmemente que Jesús es
el Mesías. Pero quería conocer tu pensamiento, Gamaliel.
Tú eres sabio y ecuánime. Tu juicio tiene gran valor
para mí.
GAMALIEL
Te confieso que me atrae inmensamente Jesús de Nazareth. Hay
una poderosa poesía en esta figura que se enfrénta sola
a la prepotencia de los doctores de Israel; que señala la decadencia
de las viejas doctrinas y propone magistralmente una doctrina nueva,
arrebatadora, basada en el amor y en la fraternidad humana.
ESTEBAN
Y lo hace porque es muy valiente. Me acerqué a oirlo, hace
agunos días; al salir de tu clase, Maestro. Reprochaba a los
fariseos. Les decía: Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas,
que limpiáis por defuera la copa y el plato y por dentro estáis
llenos de rapacidad e inmundicia.
GAMALIEL
Escuché también esas acusaciones y muchas otras y aunque
se dirigían al ilustre cuerpo al que pertenezco, tenía
que reconocer su verdad; y lo que es peor, podía perfectamente
dejarlas caer sobre cabezas conocidas.
JOSÉ DE ARIMATEA
Ahora, la resurrección de Lázaro ha exacerbado el odio
y el temor de los príncipes y de los sacerdotes.
GAMALIEL
Desde luego. El milagro arroja un fulgor del más allá, un hálito
de divinidad sobre la persona del Nazareno. El pueblo entero se ha
encaminado hacia Betania y existe un solo grito: Es el Mesías!
Sin embargo, muchos profetas han hecho prodigios. Y si tu quieres
conocer el fondo de mi pensamiento, te digo sinceramcnte: Esperemos
aún. No precipitemos nuestro juicio. Jesús es sin duda
un gran profeta. Pero, ¿el Mesías? Creo que todavía
no podemos afirmarlo.
ESTEBAN
No sé cómo puedes dudar, Maestro, teniendo en cuenta
lo que Jesús de Nazareth dice de sí mismo. El siempre
ha sostenido que es el Mesías.
JOSE DE ARIMATEA
Durante la fiesta de la Dedicación, me tocó estar presente
en el momento en que un grupo de fariseos le preguntó a Jesús:
¡Hasta cuándo has de tener suspensa nuestra alma? Si
tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Y él
les respondió: Os lo estoy diciendo y no me creéis.
Las obras que yo hago en nombre de mi padre, ésas dan testimonio
de mí; mas, vosotros no creéis.
(Entran
Sara y Rebeca)
SARA
Perdonadnos, hermanos, estábamos preparando la sala para la
cena pascual. Ha quedado hermosísima. Hemos puesto ya la señal
roja que indica que los peregrinos pueden acogerse a
nuestra hospitalidad y celebrar la Pascua con nosotros.
REBECA
Lo hemos hecho con un esmero especial. iNo podría ser que entre
estos peregrinos se encontrara Jesús de Nazareth?
JOSE DE ARIMATEA
No lo creo; me ha solicitado el Katalyma, la sala común
para celebrar la Pascua con sus discípulos. Conoces su modestia,
En todo caso, Sara, dí orden para que colocaran en la mesa
ese hermoso ramo de rosas que enviaste ayer a mi madre.
SARA
Gracias. iDónde podría lucir mejor que cerca de él?
ESTEBAN
Rebeca, pero tú quedaste triste. Hace tan poco que le conoces
¿y ya le amas y le admiras tanto?
REBECA: Es un ser completamente distinto a los que he conocido hasta
ahora. En Alejandría, en casa de mi padre, tengo ocasión
de escuchar a grandes maestros, tanto israelitas como griegos. Ninguno
ha podido jamás conmoverme como Jesús de Nazareth. Yo
creo que es el Mesías. Siento que lo seguiría hasta
el fin del mundo,
GAMALIEL
Líbrenos Dios de oir dogmatizar a las mujeres, decían
nuestos padres. Sin embargo, ellas tienen una intuición superior
a toda sabiduría. Ellas ven con el corazón, y rara vez
se equivocan.
REBECA
iSabes? Anteayer, en el templo, en el momento más solemne del
sacrificio, cuando callaban todos los instrumentos y las voces, y
el sumo sacerdote sumergía el jarro de oro en la fuente sagrada,
resonó la voz de Jesús de Nazareth, que decía:
Que aquel que tenga sed, venga a mí y beba. Yo le daré
fuentes de agua viva que brotarán hasta la vida eterna.
iQuién ha hablado jamás así?
ESTEBAN
Si hubieras podido escucharle en casa de Simón, el fariseo,
cuando dijo a María de Magdala: Tus pecados te son perdonados.
Tú sabes que ella es una pecadora, una mujer cuya sola vista,
según las leyes farisaicas, imprime mancha. El no la rechazó
y en medio de ese banquete, en que estaba toda la aristocracia y la
sabiduría de Israel, le dijo esas palabras inesperadas. Inauditas:
Tus pecados te son perdonados.
GAMALIEL
Sabes tú, Esteban. Eso me pareció muy extraño.
Primero, que viniera a nuestra propia casa a desafiar nuestras leyes,
permitiendo que esa mujer se le acercara, y no sólo eso, sino,
además que besara sus pies regándolos con sus lágrimas
y enjugándolos con sus cabellos. Y después esas palabras:
Tus pecados te son perdonados. Tanto que llegue a pensar
entonces: pero, ¿quién es él? iQué potestad
tiene? IQué idea exagerada acerca de su persona? Los profetas
han dicho siempre: Haz penitencia, reza, y Dios te perdonará.
JOSE DE ARIMATEA
Jesús lo dice porque tiene potestad para decirlo, porque es
el Ungido, el Cristo. Ahí tienes otro argumento para creer
que verdaderamente es el Mesías.
ESTEBAN
Además, Maestro, hasta cuándo vamos a mantener esa separación
hipócrita: Nosotros los puros, nosotros los intachables, y
ellos los pecadores. Eso sí que me parece arrogancia, y más
que eso, falsedad. El pueblo lo sabe mejor que nadie.
SARA
Es verdad. El pueblo conoce la corrupción que existe entre
los príncipes de los sacerdotes. Ya ves, cuanto tiempo hace
que Anás, mediante alianzas matrimoniales, mantiene dentro
de su familia el cetro del sumo sacerdote.
JOSE DE ARIMATEA
Y los mercaderes del Templo, a quienes Jesús arrojó
de allí, látigo en mano, ¿acaso no son hechura
de ellos mismos y les ayudan a llenar sus arcas?
GAMALIEL
En realidad, en ese aspecto, Jesús de Nazareth es el único
que se ha atrevido a poner de manifiesto toda esta vergüenza.
(Sara y Rebeca, que durante todo el tiempo han estado
arreglando con gran primor una ánfora con rosas, salen en silencio,
llevándola entre las dos)
ESTEBAN
Es eso lo que no pueden perdonarle. Su palabra, como una vara de fuego,
que deja una marca indeleble.
(Enta Nicodemo saludando a todos)
NICODEMO
La paz sea en esta casa (Dirigiéndose a Gamaliel), Maestro.
El Sanhedrín acaba de decretar la muerte de Jesús.
JOSE ARIMATEA
¿Qué dices?
ESTEBAN
¿Pero, como es posible?
GAMALIEL
¡Cobardes! ¡Hipócritas! Ni siquiera me citaron.
Sabían que estaba contra ellos.
NICODEMO
Se reunieron apresuradamente. La sesión fue repugnante. Isaac
ponía a precio la cabeza de Jesús, mientras arreglaba
los pliegues de su túnica.
ESTEBAN
¡Ha! Lo conozco bien. Su elegancia no se altera por semejantes
pequeñeces.
NICODEMO: Ismael proponía la solución del dinero. Compremos
a uno de los discípulos del Nazareno, y una vez en nuestro
poder, decía, no faltarán testigos bien pagados que
lo acusen de cualquier delito. Por fln, Caifás convenció
a todos que el César, temeroso de que Jesús se hiciera
proclamar rey, mandaría sus legiones y arrasaría la
ciudad. Dijo: Es preferible que muera un hombre y no perezca la nacion
entera.
ESTEBAN
Es necesario que hagamos algo, sin pérdida de tiempo. No lo
dejemos caer en sus manos.
NICODEMO
Pienso como tú y a eso he venido, Gamaliel. Tú debes
interponer la influencia que te confiere tu sabiduría y tu
justicia para alejar a Jesús mientras pasa la efervescencia.
JOSÉ DE ARIMATEA
Hay que ponerlo a cubierto de este odio de los sacerdotes, que puede
llegar a extremos que todos conocemos.
ESTEBAN
Te imaginas, si lo cogieran, con que refinamiento de torturas lo harían
morir.
GAMALIEL
Hay que evitarlo, a todo trance. Filipo, el tetrarca, es un príncipe
inteligente y bueno. Jesús vivirá en paz en la Iturea.
Hay que aconsejarle en ese sentido. Yo pongo a su disposicion todos
los medios que sean necesarios, iPero quién podría llegar
hasta él secretamente con este mensaje?
NICODEMO
Dices muy bien, secretamente, sin despertar las sospechas de los sacerdotes,
porque Jesús está estrechamente vigilado y cualquier
infidencia sería fatal.
JOSÉ DE ARIMATEA
Estoy en contacto con gente joven, es un grupo numeroso de patriotas
que ve en Jesús de Nazareth al caudillo que puede liberamos
del yugo romano. Uno de ellos, el mejor, llevará rápidamente
tu mensaje. Voy a prevenirle.
GAMALIEL
Sí. Ve en seguida. Que le explique la situación peligrosa
en que se encuentra. Y le diga de mi parte las palabras del Profeta:
La tierra es demasiado sombría para que los que iluminan
se vayan antes de tiempo.
ESTEBAN
Seguramente, en estos días de festividades, ocupados en el
servicio del templo, descuidarán la vigilancia. No se atreverán
a prenderlo la víspera de Pascua o durante las festividades.
NICODEMO
Son capaces de todo. No confiemos en el tiempo.
JOSE DE ARIMATEA
En todo caso, si no pudiera avisarle por medio del mensajero de que
hemos hablado, lo hare personalmente. Parto entonces, Gamaliel, Trataré
de regresar esta noche aunque sea muy tarde, o mañana en la
mañana, al alba, para tenerte al tanto.
ESTEBAN
¿No deseas que te acompañe?
JOSE DE ARIMATEA
Gracias, amigo, es mejor que no nos vean juntos. Si necesito tu ayuda,
te lo haré saber. (A Gamaliel, con una reverencia). Adiós,
Maestro. Adiós, hermanos. (Sale).
NICODEMO
Quiera Dios que Jesús siga tu consejo. Es a veces difícil
entender el significado de sus palabras. Cuando se trata de prevenirle,
dice: He venido para esta hora. ¿No he de beber acaso el cáliz
de mi padre?
GAMALIEL
Si supiera que esa hora puede estar peligrosamente cercana! ...
NICODEMO
Todo este último tiempo sus palabras han tenido un tono de
despedida y hay en su actitud y en su semblante un dejo de profunda
tristeza. Hace poco decía: Marchad, mientras dura la luz.
(Entran Sara y Rebeca, Nicodemo se adelanta a saludarlas)
SARA
El adorno de rosas en la sala de la cena ha quedado hermosísimo.
He tenido a una gran artista de ayudante. (Dirigiéndose
a Nicodemo). Tú cenarás con nosotros, ¿verdad,
primo? Pero qué pasa? Los veo a todos tan preocupados. (Con
ansiedad). ¿Traes alguna mala noticia?
NICODEMO
Sí, Sara. He traido muy malas noticias: El Sanhedrín
ha decretado la muerte de Jesús.
SARA
Es imposible ... ¿Cómo se han atrevido? Ni siquiera
te han citado, Gamaliel. ¡Tú formas parte del consejo!
GAMALIEL
Tú no los frecuentas, Sara. Desconoces su hipocresia. Para
ellos, la ley sólo existe para que la cumplan los demás.
SARA
Nicodemo, y tú que estabas presente, ¿cómo no
pudiste hacer nada? ¿Cómo no los confundiste?
NICODEMO
Eramos muy pocos contra todos. No escuchan argumentos. Están
enceguecidos por el odio.
SARA
Por qué no formaremos parte nosotras, las mujeres, de
esos Consejos! Estoy segura que seríamos más justas
y menos cobardes.
GAMALIEL
Créeme, Sara, que si yo hubiera estado presente, a pesar del
respeto que me tienen, no me habrían escuchado. Siguen sin
razonar y servilmente la opinión del sumo sacerdote.
REBECA
¿Qué mal les ha hecho para que lo odien de ese modo?
jNo! Dios no entregará a su Cristo en manos de sus enemigos.
GAMALIEL
Todavía hay tiempo para salvarlo. Acaba de salir José
de Arimatea con un mensaje. Tentaré todos los medios posibles.
Por lo demás, el decreto del Sanhedrín significa sólo
que pueden prender a Jesús. Si ello ocurriera, tendrían
que someterlo a un largo juicio en que habría acusaciones y
defensas.
ESTEBAN
Es que precisamente es eso lo que hay que evitar; que
lo prendan, porque como son maestros de la mentira, le harían un juicio inicuo, a base de testigos falsos y calumnias.
REBECA
Lo que yo no entiendo es por qué lo persiguen, si sólo
ha hecho el bien. ¿De que pueden acusarlo?
ESTEBAN
¡De qué no le acusan! Porque en un día sábado
devolvió la vista a un ciego de nacimiento; porque en día
sábado sanó a un paralítico, lo censuran. ¡Como
si hacer obras de misericordia no fuera el mejor modo de guardar el
sábado !
NICODEMO
Lo persiguen porque él ha señalado sus iniquidades y
los ha desenmascarado delante del pueblo. Numerosas veces han enviado
ministros y doctores de la ley para sorprenderlo en contradicciones
con las Escrituras; pero Jesús ha desbaratado siempre sus argumentos,
dejándolos en ridículo,
SARA
El saldrá siempre triunfante, porque ha venido para triunfar.
NICODEMO
iCómo quisiera ceer lo que tú dices, Sara, que ha venido
para triunfar! ¡Ay! Tengo negros presentimientos. Ha venido
tal vez para morir. Recuerdo la primera vez que fui a su casa, a conocerlo.
Fui de noche, por temor a mis propios compañeros, los fariseos,
No puedo explicar bien todo lo que me dijo; pero sé que desde
ese instante mi vida cambió para siempre. Sé que él
tiene una misión de gran significado. A esa misión quiero
consagrarme con todas las fuerzas de mi alma.
REBECA
Me gusta tanto oirte. Tú has tenido el privilegio de estar
más cerca de él y algo de su fuego alienta en tus palabras.
La primera vez que lo escuché sentía crecer en mi corazón
el deseo infinito de seguirlo, de dejarlo todo y decirle humildemente:
Señor, ¿cómo puedo yo ayudarte, servirte?
SARA
Pero en el fondo todos somos débiles y temerosos. Todos quisiéramos
seguirlo y nos quedamos sólo en el deseo. Si llegaran a cogerlo,
no sé si los que estamos aquí en este momento seríamos
capaces de salir a la calle y reunir gente para arrancarlo de jueces
que ninguna potestad tienen sobre él.
NICODEMO
Me dijo esa noche: Es necesario nacer de nuevo. Como yo no entendiera
el significado de esta frase, le pregunté: Maestro, ¿cómo
es esto? ¿Cómo puedo volver de nuevo al seno de mi madre?
Me respondió con dulzura: ¿Cómo tú, un
doctor de la ley, no entiendes esto? Creo que ahora he empezado a
entenderlo. Es necesario crear dentro de nosotros un nuevo espíritu.
Morir a nuestros vicios, a nuestros defectos, y hacer de nosotros
mismos un hombre nuevo.
SARA
¡Ay! Tengo el corazón tan sombrío. Hace unos instantes,
todo me parecía tan claro. El triunfo de Jesús tan evidente.
Pero, cuando tú dijiste, Nicodemo: ha venido tal vez para morir,
un nudo extraño empezó a angustiar mi corazón.
Recordé la cara de odio de los saduceos y fariseos, y el inculto
populacho fanatizado que los sigue ciegamente.
GAMALIEL
En realidad, todos estamos angustiados. Tratemos de tener serenidad
y oremos en nuestro corazón. José de Arimatea regresará
ahora antes de la medianoche o mañana al amanecer. Confiemos
en el Señor. Nos va a traer buenas noticias.
NICODEMO
¿Y si fracasara?
GAMALIEL
Existen todavía muchos recursos. Los usaremos todos.
REBECA
(Acercándose a una ventana). Empieza a caer la noche. ¡Qué
tristeza hay en el aire! Parece que el viento quisiera llorar.
ESTEBAN
No nos dejemos avasallar por la angustia. La Pascua es una fiesta
de alegría, y Jesús volverá para reinar en Jerusalén.
SARA
Creo que deberíamos pasar ya a la sala de la cena. Se acerca
la hora en que empiezan a llegar nuestros huéspedes.
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TELÓN
(Fin Escena I) |
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