La ciudad que fue

VIENTO PUELCHE

iAños-lluvia sin verte, claro amigo,
humo, ceniza, tamizada escarcha,
años-llanto sin verte,
cuchillero del alba!

Traspasaba tu frío sobre el rostro.
Arrastrabas la niebla,
caminante de pies alados sobre los barrancos.
Traspasabas la manta
y la tusa del “Arrebol”
temblando, se erizaba.

Es ahora, de nuevo, el valle verde,
tu sonoro cuchillo,
la niebla sobre el río
y el largo sollozar de lluvia encabritada.
iPero no está la loca!
La que escucha tu historia desvaída,
la que juega sonriendo a desafiarte,
la que corta
con suave voz tu silbo de diamante
y montando su potro verdinegro,
montaña adentro, sale a contemplarte.

Rondas la casa,
empujas los cristales,
despedazas el sueño.
iPero no está la loca!
Prisionera,
sólo su sombra baila en los umbrales,
baila contigo interminablemente,
una danza irreal:
ensueño y aire.


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