SARA
(Viniendo desde el interior). ¿Quién
se atreve a romper con este alboroto la vigilia pascual?
JUDAS
(Desde fuera, con voz potente y dolorida). Abrid.
Os lo ruego.
SARA
(Abre. Al hacerlo, Judas, que, al pareeer, se afirmaba
en la puerta, cae sobre el umbral). ¡Dios mio! Pero,
¿quién es? (Trata de incorporarlo).
GAMALIEL
(Llega también desde el interior. Ayuda a Sara
y ambos logran que Judas se ponga en pie). Si es Judas de Kerioth! ¡Pero,
qué te pasa hijo mio? (Ayudándolo a sentarse)
Por favor, dínos qué te ocurre?
SARA
(Con ansiedad). Jesús de Nazareth
JUDAS
(Muy agitado, trémulo). Hay que salvarlo,
Maestro. Tienes que convencer al Sanhedrín, antes que le envien
al Pretorio. Tienes que salvarme. Tú eres el único
"
(Como recordando, incoherente). ¿A quién
buscáis? A Jesús Nazareno ... El se veía pálido
a la luz de las antorchas. Pedro sacó su espada. Juan permaneció
junto a él. Los demás huyeron
GAMALIEL
Trata de calmarte, de coordinar tu pensamiento. Piensa que eres el
discípulo de un gran Maestro. Explica qué ha pasado.
JUDAS
(Con desesperación). No puedo
No
puedo el Maestro está preso. Está en este momento en
casa de Caifás. Lo están interrogando
Arrojé
las monedas
sonaron sobre el pavimento. Todavía siento
su sonido, aquí, aquí *.. (Se lleva ambas
manos a los oídos).
SARA
¡Dios mio! Es lo que imaginaba, Han prendido a Jesús
de Nazareth. (Llamando). ¡Rebeca! ¡Nicodemo!
REBECA
(Llegando desde el interior). Por Dios, ¿qué
ha pasado?
GAMALIEL
Jesús de Nazareth está preso. (Rebeca
oculta el rostro entre las manos y se aleja hacia un rincón,
sollozando).
JUDAS
(A Gamaliel). Maestro, yo quisiera explicarte
pero no puedo. Acompáñame al Sanhedrín, te lo
ruego. Yo fui y no quisieron oirme. Pero contigo es diferente. Tú
eres uno de ellos. Tú me puedes salvar
Ahora me voy.
Tengo que irme. Es mejor que vayas tú solo, pero anda, por
piedad.
NICODEMO
(llegando desde el interior) ¡Judas de
Kerioth! Creí que era José de Arimatea. Pero ¿qué
haces aquí? ¿Qué ha pasado?
GAMALIEL
Cogieron a Jesús de Nazareth.
JUDAS
Me voy
Tengo que irme ¿Adónde? ¿Puedo quedarme,
Maestro? Empieza a amanecer
Jamás creí que le
pudieran condenar. No valía la pena
Por tan poco
Ya no hay salvación
(sale bruscamente).
NICODEMO
(Saliendo tras él) Voy con él. Quiero saberlo todo.
Quiero ver a Jesús. Volveré a avisarles, si puedo. (Sale.)
SARA
Hermano querido, no sé qué pensar ni qué hacer.
Estoy deshecha. (Dejándose caer en el siento).
GAMALIEL
¿Qué puedo decir yo? Confiamos demasiado. Debimos haber
hecho algo antes. La maldad siempre madruga. Siempre se adelanta.
REBECA
Este que vino parecía como si estuviera enloquecido.
GAMALIEL
Piensa, qué golpe tan terrible para él. ¡Es discípulo
de Jesús! Como tú dices, estaba fuera de sí.
No podía casi hablar.
REBECA
¡Qué angustia tan horrible! Sin embargo, creo que Dios
no abandonará a su elegido en manos de sus enemigos.
SARA
Lo más terrible es la impotencia. No poder hacer nada. Y no
tener, al menos, valor para rezar.
GAMALIEL
Sara, Rebeca. Les ruego que se queden en casa hasta mi regreso. Voy
a informarme de todo. Acaso todavía se pueda intentar algo.
No se muevan de aquí. Puede haber disturbios. Recen. Dios no
puede abandonarnos. Adiós. (Sale).
SARA
Adiós, hermano.
|